Una Historia tejida con sonidos – conversación con Angélica Castelló
Una artista no puede ser extraída de su vida diaria y, sin conocer algo de los procesos creativos que la rodean, nos quedamos solo con las fotos, los momentos de realización, pero perdemos la conversación, el desarrollo y el movimiento que se desenvuelve en meses y años de creación. Angélica Castelló es una artista fructífera, múltiple, con una obra que no podríamos abarcar en una charla de 60 minutos. Muchas de sus creaciones se desenvuelven y crecen durante los años, por lo que intentar realizar una radiografía de su obra quedaría solamente en eso, una foto de un momento en su largo camino creativo. Esta conversación intenta acercar y compartir un fragmento del bello e inspirador mundo artístico de Angélica. Desde su taller en Viena y conectados por Zoom nos muestra los objetos que abundan en su estudio, desde calaveras hasta carretes de cinta de películas, diversas telas de colores, un armario antiguo y una bella luz que caía por la ventana durante el encuentro.
Hablamos de su megaobra de teatro musical Red Rooms, como de su experiencia en el extremo sur del mundo, en el Cabo de Hornos, allí donde se acaba el continente americano y una extensión de cerca de mil kilómetros de olas tormentosas, separan el continente Americano de la Antártida. Hablamos a su vez de su trabajo en CTM de Berlín en 2017, para la exhibición “Constelaciones de la audio-máquina en México”, curado por Carlos Prieto Acevedo y que tuvo una reseña en Glissando por Antoni Michnik —en breve publicado al castellano. Conversamos sobre la familia, la historia personal y el lugar del arte experimental hoy en día, sobre lo que han sido las vanguardias como el Dadaísmo, el Situacionismo, Fluxus, entre otras, y respecto de las posibilidades del arte en nuestra vida diaria.
Maximiliano Bober: Si pudieras definir tu espacio de acción ¿Cómo sería? ¿Cómo te defines si tienes que presentarte?
Angélica Castelló: Soy flautista, improvisadora y artista sonora. La flauta, la electrónica, la composición, pues es más bien eso mi planeta de sonido; y, por otro lado, la curaduría, la organización de conciertos y la pedagogía.
MB:Una de las últimas cosas que he estado siguiendo de tu obra, aparte de los conciertos y de tu agenda, es la obra de teatro musical Red Rooms, que tuvo su estreno el 2 de noviembre del 2022 en el Wien Modern Festival. ¿De qué manera esta obra influenció tu vida?
Red Rooms – Trailer from Angélica Castelló on Vimeo.
AC: Red Rooms fue la pieza más importante que he hecho hasta ahora. Por un lado, por su magnitud. Es una pieza de teatro musical: hay escena, hay teatro, hay video, la cantidad de gente participando, los costos de producción —también hice la producción. Por un lado eso, la magnitud de esa cosa. Y por el otro, fue una pieza muy importante para mí porque por ese trabajo me dieron la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte en México. Dicha beca dio un cambio radical en mi vida. Fue un timing perfecto que me dieran esa beca. Por entonces daba clases en una escuela. Pude tomar una pausa en esa escuela y dedicarme nada más a componer esta obra. En ese periodo también cayó el aislamiento por Covid-19, que para muchos fue drástico, para mi fue algo que me sumergió más en este proceso. Así que por todo eso, la pieza en mi vida fue muy importante porque cambié así 360 grados profesionalmente. Dejé la escuela, me pude dedicar de freelancer a componer.
MB: Estoy observando que en el último tiempo, quizás si miramos los últimos 10 años, muchos músicos y músicas del entorno de la improvisación, del noise, de la música experimental en general, se acercan de alguna manera a lo que es la música antigua europea (por proponer un corte arbitrario con Monteverdi para atrás) seguro por distintas razones, pero observo cierto patrón en esta mirada. El esquema que se repite tiene que ver con una búsqueda de otra sensibilidad, de otras formas de escucha. No sé si estás de acuerdo con esto que estoy diciendo. Pero en todo caso, lo que pregunto es si ves esa relación de alejarse de un mainstream de una manera de escucha muy presente, muy educada en nuestra cultura, y volver a la música antigua como una relectura, como una reapropiación.
AC: Estoy tratando de pensar en general. Hay músicos que siempre han estado cerca de la música antigua. Por ejemplo, en la música concreta francesa de los años 60 y 70 había muchas citas de música barroca sobre todo; por ejemplo, Michel Chión y su Requiem tenían una onda barroca digamos o clasicona. Yo creo que las citas siempre han estado en la música experimental —llamémosla música de búsqueda— porque hay una intención de salir del mainstream, buscando sonoridades particulares, personales o simplemente reivindicando la libertad creativa. Es una música curiosa, que busca… Por ejemplo, “Europeras” (las óperas de John Cage). Allí las citas aparecen como ready-made music. Sus óperas son puras citas. Desde principios del siglo XX con el ready made, Ducahmp y sus secuaces le dieron un giro muy fuerte al arte.Ya la cita se volvió algo básico de la expresión contemporánea. No siento que sea algo nuevo, sobre todo para la gente que tiene un transcurso más académico. Ahora igual, la gente y los entornos se han mezclado mucho, afortunadamente. Hay una mezcla muy hermosa de gente que no viene de la academia y de músicos artistas que empezaron con una música electrónica, DIY, programadores, etc., y que tienen una cultura musical que es más del underground, el punk, el industrial, etc. Para ellos, creo, el descubrir la música antigua es algo muy novedoso y en esta mezcla, con estos mundos, todo tiene un matiz muy especial ahora. Por mi parte, yo vengo obviamente de un recorrido más “tradicional”. Estudié música antigua y ahí es de donde yo vengo. Entonces, lo mío sí tiene que ver con Duchamp, digamos, y el uso de citas y la apropiación de cosas. Además, dado que trabajo sobre todo con cintas que encuentro o compro en mercados, utilizo grabaciones ya hechas (objet trouvé) etc , podría decirse que soy un tanto 'pirata’ en algunos procesos creativos (risas). Me encanta tomar prestados sonidos de mis cintas o del internet por ejemplo. Mi enfoque en cuanto a la originalidad es flexible y me gusta experimentar con esa ética.
En mi caso, por mi recorrido, la presencia de la música antigua o la flauta de pico en mis composiciones tiene que ver muchas veces con algo autobiográfico. En Red Rooms por ejemplo hay un trío de flautas de pico, tocando una mezcla de música renacentista („recompuesta“) y mi música . Esto tiene que ver con mi propia historia, o mi presencia o huella digital en esta historia digamos. En Red Rooms la flauta y la música antigua tienen un rol muy interesante, ya que representan a las abuelas. Tiene una relación con el pasado. Las abuelas están representadas por esos colores „flautisticos“, antiguos e incluso arcaicos. Hay otra cosa hermosa y conmovedora para mí de la flauta, sobretodo en el contexto de Red Rooms: Todo el mundo tiene sus “traumas” con ella, digamos que hay una gran parte de la población, sobre todo europea, que odió este instrumento en su infancia, pero para mí la flauta de pico fue una especie de salvación y refugio, es un instrumento que he tocado toda mi vida. Afortunadamente, en México estuve en una escuela primaria en donde había un gran enfoque hacia la música lo cual no era común, sobre todo en escuelas públicas como en la que fui, no era como aquí en Europa que todo el mundo la toca y es algo que va casi de sí. En mi infancia, en el medio en donde crecí, era algo muy especial y así pude empezar relativamente temprano a tocar, ya que en ese entonces si no tenías dinero no podías hacer música y punto. Para mí la flauta, entre más envejezco, más me parece que es una presencia casi sagrada en mi vida, la quiero mucho. Es también un instrumento abusado, por su historia ¿no? un instrumento muy maltratado, burlado, etc. es un instrumento que puede parecer „inocente“, tiene su touch „infantil“, es muy honesto su sonido, a veces es como una niñita maltratada (como mis caperucitas)…. tiene una magia y personalidad muy especiales!
MB: Increible esta relación entre la flauta y el sonido que representa esto en tu obra Red Rooms. Veo lo que has dicho de Duchamp, de Cage; en lo que menciona Kenneth Goldsmith —más sobre la literatura— de la escritura no-creativa; sobre cómo en la era de la internet reutilizamos materiales; las formas en que nos relacionamos con el copy-paste, como eco de las herramientas de las vanguardias y las citas que están presente en nuestros procesos creativos. Hoy en día es algo normal ver que muchos artistas, están trabajando en una especie de reciclaje o expropiación de otros autores.
Es interesante porque no se trata de “una falta de respeto” a la tradición, sino más bien, que aparece la pregunta ¿qué pasa cuando un artista que no posee la tradición o no se identifica con ciertos cánones, sea por formación, por historia personal, comienza a relacionarse con esos productos culturales que están afianzados, codificados en una tradición específica? Creo que en Latinoamérica hay algo de eso, mucha presencia de la tradición Europea, en Argentina, en México, la sentimos como algo externo y, a la vez, existe todo un proceso de reapropiación de esa tradición. A la vez se intenta pensar y crear desde la propia geografía, con los propios problemas y la propia historia.
AC: Yo siento que ese discurso de la apropiación se queda muchas veces limitado. En mi caso vengo de una familia muy mezclada, de puros inmigrantes, refugiados de guerras, rusos, españoles, gringos, mexicanos, ingleses, franceses… una gran mezcolanza que llegaron a México huyendo de situaciones terribles o simplemente buscando futuros más prometedores …. La generación de mis padres ya era nacida en México, mi mamá, rubia de ojos azules, nació en entonces México, amaba a este país, amaba su cultura, se ponía huipiles, (los amaba sobre todas las cosas!) y se le criticaba precisamente porque era rubia y “no se podía” poner esa ropa, por su color de piel, orígenes etc…. era realmente muy doloroso para ella… no poder „ser“ mexicana… mi hermana y yo encontramos mucho el mismo problema después en nuestras escuelas… se podía volver algo muy agresivo. Entiendo muy bien la problemática de la apropiación cultural, entiendo el abuso, la rabia del colonialismo… es realmente un tema super complejo al que hay que darle muchas vueltas.
MB: Lo pensaba, no tanto por el europeo que apropia textiles o utiliza diseños de moda, sino más bien al revés, como el no-europeo, el extranjero, que viene sin la cultura europea o local y hace algo nuevo con eso. Así como el músico punk descubre la música medieval europea.
AC: Cuando estudiaba flauta de pico, alguien me dijo en un momento dado “sólo los alemanes deberían tocar Bach”, podrías ver esta frase y eso ya es durísimo. Me quedé pensando mucho en eso y esa persona dijo que los alemanes siempre tocarán Bach mejor, o algo así. Pues quizás, por un lado, puede ser cierto. También, alguna vez oí, que en un concurso de mariachis, el mejor mariachi eran unos japoneses y se me hizo maravilloso. O que los mejores imitadores de Elvis sean de África. A mi eso me genera una sensación muy positiva de libertad, de apertura, de paz. El colonialismo es otra cuestión. Habria que encontrar otros puntos de contacto, no pensar tanto en posturas blanco y negro con respecto a las identidades.
MB: Para mi es fantástico cuando me encuentro, con la reutilización de ciertas “vacas sagradas” de la música. El ready-made que tiene una potencia liberadora, permite poder alejarse, distanciarse de lo que nos dicen que debería ser. Salirse y distanciarse de esas frases como las que has oído y cada uno a oído en algún momento estudiando música y hacer algo diferente, más vivo.
AC: Movimientos como ese, el Fluxus, Dada, Letrismo etc. fueron maravillosos, una búsqueda y sed de libertad increíbles. Platicaba con mis alumnos hace poco y les decía “yo quiero ser Fluxus toda mi vida”. Duró demasiado poco, muy poquito…. deberíamos seguir con eso. Yo creo que ahora estamos en un momento de miedos, demasiados miedos en la sociedad y el arte, pero pienso que pronto regresará esa libertad.
MAGNETIC ISLANDS from Angélica Castelló on Vimeo.
MB: Quería charlar un poco sobre otro proyecto Magnetic Islands, y en relación al CTM en Berlín que participaste en el 2017 y que cubrimos en Glissando con el texto de Antoni Michnik, ahora traducido al castellano ¿Podrías comentar sobre el uso que haces de las cintas y de la abundancia de información con la que vivimos? Y por otro lado ¿Cómo fue la experiencia en el CTM con la curaduría de Prieto Acevedo?
AC: Para mí fue algo muy importante. Carlos (Prieto Acevedo) me invitó a esta exposición. Él quería que yo hiciera uno de mis altares, un tipo de instalaciones que había empezado hacía ya varios años, una especie de mezcla entre altar mexicano, basurero y templo „made in china“. Tengo la manía de comprar radios viejos, rotos, juguetes, objetos que tengan que ver con sonido, caseteras, tengo un ligero Síndrome de acaparador compulsivo creo yo…
Así hice mi primer altar, en un momento en cuanto eso se había vuelto brutal, fue una acción para decir “voy a tirar todo esto”, “voy a hacer una pieza, performance, ritual y voy a tirarlo todo”. Entonces así hice una especie de adoración a todos esos objetos, el primer electroaltar. A fin de cuentas fue algo tan loco, bonito y especial que nunca tiré las cosas y lo presenté varias veces después.
Después de eso me clavé haciendo altares. En el 2012 un altar para John Cage y otro para Nancarrow en sus cumpleaños, otros altares siguieron en un festival de música experimental que hacía con Billy Roisz al que llamamos „Noches de los Muertos“ cada noviembre e inventábamos altares especiales, temáticos etc… Y bueno, ahí fue donde Carlos me invitó al CTM para hacer un altar pero que tuviera que ver con otra obra mía Sonic Blue. Él quería que mezclara las dos cosas. Y por mi parte pensaba “¿cómo lo hago?”. Por un lado quería salirme de esta cosa de los altares de antes, que eran ya algo casi barroco, con un montón de cosas, objetos, colores, acumulados, luces, ruidos, velas, etc. Esta vez quería hacer algo más “purista” y buscaba cómo hacerlo y quería hacer algo con respecto al mar y la contaminación en el mar, las bolsas de plástico, las islas de basura (mis altares tienen mucho que ver con basura y reciclaje también). En un momento dado, no recuerdo cómo, me puse a tejer las cintas, nació de la experimentación con todas esas cosas que abundan en mi casa, me puse a tejer las cintas y me enamoré de esa actividad y no pude parar. Y empecé a tejer esta objeto, sin saber si iba a ser algo en particular, sin una meta específica, solo tejer y tejer, empezó a crecer más y más, una masa orgánica, se volvió casi como algo marino. En esta pieza no me preocupé demasiado de lo que había en las cintas, era más que nada el objeto en sí, y yo tejiendo y contando los nudos. Luego hice una especie de soundscape con mi voz cantando (o rezando…), era como un ritual. Este tema del rito siempre me ha interesado y lo he incluido mucho en mi música. En el acto de tejer se acerca mucho, el rito, la meditación, el rezo. Fue el principio de todo estas obras magnéticas. Para la pieza siguiente grabé las cintas, las digitalicé, y con sonidos hice una composición que acompañaba a la pieza.
magellanic tapes 1 from Angélica Castelló on Vimeo.
En Chile, en un viaje hasta la Isla de Hornos con un grupo de artistas, hice una pieza se llama Magellanic Tapes. Fue un viaje en el cual yo grababa en cassettes entrevistas con la gente que iba conociendo, momentos particulares del viaje etc, las digitalizaba y luego las tejía, así poco a poco empezó a crecer un mapa imaginario de este viaje, en donde están ahí pero no se escuchan, se intuyen. Mi próximo plan es hacer una jungla, una Floresta Magnética, estoy trabajando en eso, pero va a tomar mucho tiempo, work in progress… No sé tejer bien, aprendí sola y tengo una técnica empírica experimental y muy lenta! y pues me toma una eternidad terminar mis piezas dependiendo de qué material use. La cinta de cassette se rompe fácilmente y seguido tengo que empezar varias veces de cero.
MB: ¿Trabajas con aguja de tejer?
AC: No, con ganchillo. Lo hago a mi manera, sin seguir mucho las leyes. Pero para esta jungla, este nuevo proyecto, me gustaría hacer más formas, más fijas. Lo mío se vuelve una especie de acto más brutalista, de art brut, cintas, calaveras, fotos, radios, un desastre. (Risas).
MB: Con respecto a lo que decías de tejer y lo que mencionabas antes sobre la flauta y la abuela, ahora pienso en voz alta, sobre la relación con la madre y la abuela en la transmisión de historias, de experiencias, de la memoria ¿Conociste a alguna de tus abuelas? ¿Cómo fue tu relación con ellas?
AC: Sí, sí. Bueno, a la [abuela] rusa no la conocí, se murió cuando yo era muy pequeña. Pero definitivamente la imagen que tengo de mis abuelas es algo muy importante para mí. La rusa, por no haber estado, por tener una abuela rusa, que de hecho nunca existió en mi vida, fue como un fantasma. En mi disco Bestiario le dediqué una pieza que se llama Ksenia, porque así se llamaba ella, la abuela misteriosa. Y mi abuela mexicana Carmen, de familia española, fue una persona muy importante para mí y al contrario de Ksenia, estuvo muy presente y ella cosía y tejía. Todavía tengo un par de suéteres que ella me tejió. Alguien muy importante en mi vida en muchos sentidos y obviamente hacer crochet, el ganchillo, tiene mucho que ver con ella. También me influenció mucho que me contara historias mientras tejía y esto lo redescubrí por andar buscando cómo hacer esta pieza para Carlos. A fin de cuentas, en cada cosa que uno hace, al menos en mi caso, siempre puedo analizar y entender mi propia vida. El psicoanálisis me interesa muchísimo. Me interesa hacer analogías con lo que fue mi pasado y mis proyecciones. Todos esos espíritus ahí presentes, que también están influenciando las decisiones que parecen ser sólo tuyas. Accidentes en la vida, pero siempre hay una especie de conexión con cosas que ya viviste antes.
MB: A lo mejor es una pregunta muy grande, amplia y no quiero sonar grandilocuente ¿Piensas que se pueda lograr cierta curación, digamos sanar, a través del arte?
AC: Como te digo, yo creo que es algo muy personal. Cada quién hace arte por una razón diferente. Hay veinte mil razones por las que cada cual hace lo suyo. Yo sí creo que el arte sana. Cito a Louise Bourgeois: I’m not sure there is any cure for what ails me, but I do know that my art helps me to feel better. It gets me through the day and that’s enough 1. Yo sí siento que el arte me sana cada vez. Siento que el arte me hace mejor persona.
MB: De alguna forma, trabajando todo el tiempo con nuestras relaciones, con las que tenemos ahora y con las que existieron antes. Ahora no recuerdo quién o dónde, pero alguien me dijo que incluso cuando alguien falta en nuestra vida o por varias razones deja de estar en nuestra vida, seguimos teniendo comunicación con esa persona. No sólo en el caso de los muertos, sino también con aquellas personas que perdimos contacto, que nos dejaron de hablar, etc. Existe una comunicación constantemente, que es desde la ausencia y a través de esa ausencia.
AC: Es una comunicación súper interesante y muy subjetiva. De por sí, la comunicación es subjetiva en general, pero en parte es hermosa la ausencia porque crea algo distinto. No hay vacío. Que genial sería que exista, al menos un ratito. Pero no hay vacío como tal….
[un silencio natural muy lindo en la conversación]
MB: Podrías comentar cómo es tu trabajo con la flauta Paetzold ¿Cómo llegaste a la flauta y si eso cambió tu manera de componer, de pensar en el sonido? En el 2015 participaste en el Festival, acá en Polonia, Sanatorium Dźwięku, y en Sacrum Profanum invitada como compositora.
AC: Como decía antes, la flauta fue muy importante para mí. Es un instrumento que nunca suena fuerte, entonces debido a sus „límites“ uno tiene que empezar a experimentar más temprano que con otros instrumentos! Poniéndole micrófonos, y luego efectos y luego más y más. Mi primer maestro de flauta en México, Horacio Franco, me dijo un día que “el instrumento te escoge a ti”. Es decir, la voz del instrumento concuerda con una especie de voz interior personal. Yo tocaba la flauta por cuestión económica, era el instrumento que tenía y era definitivamente el más barato, aún así podría haber cambiado de instrumento más tarde, toqué un poco de flauta transversal, clavecín, canté… pero nunca dejé la flauta…. yo creo que mi voz interior suena un poco así (bueno, como una flauta Paetzold igual !!). Y bueno, la Paetzold la vi por primera vez en un libro en casa de Horacio, yo tendría 15 o 16 años — y creo que lo compré muchos años después, lo debo tener por aquí en mi estudio— y ahí ví por primera vez esta flauta. Y fue amor a primera vista! pero si faltaron varios años para que pudiera ver una en vivo, tocarla, descubrir sus posibilidades tocando la pieza de Fausto Romitelli, Seascape, y un poco más tarde comprar una.
Es un instrumento rarísimo y tiene algo de instrumento futurista. Desde que empecé a tocar música siempre me interesaron los sonidos extraños, siempre fui experimental. El interés por la música contemporánea fue algo muy natural, los sonidos electrónicos, los radios, las cosas destruidas, los instrumentos electrónicos obsoletos etc.
He estado tocando desde 1999 con esa flauta principalmente. Ahora tengo varias tesituras. Mi set de Improvisación en vivo es con una flauta Paetzold, mis cassettes y algunos objetos, a veces unas flautas pequeñas, son los instrumentos que me acompañan en todos mis viajes. Hay otra cosa que es bella: el nombre de la flauta de pico en inglés es „recorder“ (en inglés antiguo), que viene de el italiano „recordare“ ya que la flauta recordaba el canto de los pájaros… bueno, es la misma raíz para la palabra „recorder“ (grabadora)… que también nos hace recordar sonidos que ya no están ahí. Pues mi instrumentario son puras máquinas y objetos para hacernos recordar…. se me hace muy hermoso.
El socio de la serie de artículos sobre música mexicana en el sitio web glissando.pl en 2023 es el Fondo de Apoyo a la Creatividad de la Asociación de Autores ZAiKS
“No estoy segura si existe una cura para lo que me aqueja, pero sé que mi arte me ayuda a sentirme mejor. Me ayuda a pasar el día, y eso es suficiente” – traducción MB. ↩